O
QUE se nos enseña a buscar o evitar en oración, también debemos
buscarlo y evitarlo también en la práctica. Muy diligentemente, pues,
debemos evitar la tentación, buscando caminar tan cautelosamente en el
camino de la obediencia, que nunca lleguemos a tentar al diablo para que
él nos tiente a nosotros. No debemos entrar en la selva en busca del león: muy elevado precio pagaríamos por semejante presunción. El león puede cruzarse en nuestro camino o saltar sobre nosotros desde los matorrales, pero no tenemos nada que ver con cazarlo. El que se encuentre con él, si sale victorioso, será después de una dura lucha. Que ore el cristiano para que pueda evitar este encuentro. Nuestro Salvador, que tuvo experiencia de lo que significa la tentación, sinceramente amonesta así a Sus discípulos: «Orad que no entréis en tentación.» Pero sea como quiera, la verdad es que seremos tentados, de ahí la importancia de esta oración: «Líbranos del mal.» Dios tiene un Hijo sin pecado, pero ninguno sin tentación. Como las chispas se levantan para volar por el aire, así el hombre natural nace para la aflicción: y el cristiano con toda certeza nace para la tentación. Debemos estar siempre en guardia contra Satanás, porque, a semejanza de un ladrón, no avisa cuando se acerca. Los creyentes experimentados en cuanto a los métodos de Satanás, conocen que hay ciertas épocas cuando él muy probablemente hará un ataque, al igual que en ciertas épocas del año se pueden esperar los fríos vientos. Así el cristiano es colocado doblemente en guardia por temor del peligro, y el peligro se previene preparándose para hacerle frente. Prevenir es mejor que curar: es mejor estar tan bien armado que el diablo no te ataque, que soportar los peligros de la lucha, aunque salgas vencedor. Oh creyente, pide en oración esta tarde, en primer lugar, que no seas metido en tentación; y, en segundo lugar, que si la tentación fuese permitida, tú puedas ser librado del mal. |
La maldad y la injusticia del mundo y su gente son una carga muy pesada para nosotros los hijos de Dios, hacen casi imposible nuestra estadia aqui,( aunque estemos solo temporalmente). Para poder sobrevivir tenemos que enfocar nuestros ojos, pensamientos y acciones en Jesucristo, quien es nuestra ALEGRIA, y nuestra razon de vivir. Permanezca el AMOR de Jesucristo en nosotros.
«No nos metas en tentación, mas líbranos del mal.» (Mateo 6:13)
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