UANDO «el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo»
(Romanos 5:5), empezamos a identificarnos conscientemente con los
intereses y propósitos de Jesucristo para la vida de otras personas. Y
Él está interesado en cada persona de forma individual. En el servicio cristiano no tenemos derecho a dejarnos guiar por nuestras afinidades, gustos y simpatías. De hecho, esta es una de las pruebas más grandes para nuestra relación con Jesucristo. El deleite del sacrificio es que pongo mi vida por mi Amigo Jesús (ver Juan 15:13). No que la deseche, sino que voluntaria e intencionalmente la presento y la pongo a disposición de Él y de Sus intereses en otras personas. Y no lo hago por una meta o una causa personal. Pablo consumió su vida con un único propósito: poder ganar almas para Jesucristo. Todo el tiempo atrajo a las personas hacia su Señor, nunca hacia él mismo. Dijo: «A todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos.» (1 Corintios 9:22). Cuando alguien piensa que para desarrollar una vida santa siempre tiene que estar a solas con Dios, ya no puede ser de ninguna utilidad para los demás. Es como si se colocara en un pedestal y se aislara del resto de la sociedad. Pablo fue una persona santa, pero dondequiera que iba siempre permitía que Jesucristo utilizara su vida. Muchos de nosotros estamos buscando nuestros propios fines y por esta razón Jesús no puede usarnos. Pero si estamos totalmente sometidos a Él, no tenemos propósitos personales que satisfacer. Pablo dijo que sabía ser el «tapete» de los demás sin resentirse por ello, porque la motivación de su vida era la devoción a Jesús. Nuestra tendencia es a consagrarnos, pero no a Jesucristo, sino a las cosas que nos permiten más libertad espiritual que la que concede la completa sumisión a Él. Ese no fue de ninguna manera, el motivo de Pablo. En realidad él declaró: «Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos.» (Romanos 9:3). ¿Había perdido Pablo su capacidad para razonar? ¡Por supuesto que no! Para alguien que está enamorado hablar así no es una exageración. Y Pablo estaba enamorado de Jesucristo. |
La maldad y la injusticia del mundo y su gente son una carga muy pesada para nosotros los hijos de Dios, hacen casi imposible nuestra estadia aqui,( aunque estemos solo temporalmente). Para poder sobrevivir tenemos que enfocar nuestros ojos, pensamientos y acciones en Jesucristo, quien es nuestra ALEGRIA, y nuestra razon de vivir. Permanezca el AMOR de Jesucristo en nosotros.
«Y yo, con el mayor placer, gastaré lo mío, y aun yo mismo me gastaré del todo por amor de vuestras almas.» (2 Corintios 12:15)
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario