ERMANO en la fe, «eres de Cristo.» Tú eres Suyo por donación, pues el Padre te entregó a Su Hijo; eres Suyo por medio de Su sangre redentora, pues Él pagó el precio de tu redención; eres Suyo por dedicación, pues te ha consagrado para Él; eres Suyo por relación propia, pues llevas Su nombre, y eres uno de Sus hermanos y coherederos. Esfuérzate por demostrar concretamente al mundo que eres el sirviente, el amigo y la esposa de Jesús. Cuando te sientas tentado a pecar, di: «Yo no puedo cometer esta horrenda maldad, pues yo soy de Cristo.» Estos principios inmortales prohíben pecar al que es amigo de Cristo. Cuando delante de ti haya riquezas que puedan ganarse ilegalmente, di que «eres de Cristo», y no las toques. ¿Estás expuesto a dificultades y peligros? Permanece firme en estos días oscuros, recordando que «tú eres de Cristo». ¿Estás colocado donde otros se sientan ociosos y no hacen nada? Levántate a trabajar con todas tus fuerzas; y cuando el sudor aparezca en tu frente, y te sientas tentado a haraganear, grita: «No, yo no puedo detenerme, pues yo soy de Cristo. Si yo no fuese comprado con sangre, yo podría descansar: pero yo soy de Cristo, y así que no puedo haraganear.» Cuando el canto de la sirena de los placeres quiera tentarte para apartarte del camino derecho, contesta: «Tu música no puede fascinarme; pues yo soy de Cristo.» Cuando la causa de Dios te llame, conságrate a ella, tanto tu persona como tu propiedad, pues «tú eres de Cristo». Nunca ocultes tu profesión. Sé siempre uno de aquellos cuyas maneras son cristianas, cuyo discurso es igual al de Jesús, cuya conducta sugiere el cielo para que todos puedan ver que «tú eres de Cristo», reconociendo en ti la bondad de Su carácter y la santidad de Su persona. Antiguamente, la frase «¡Yo soy romano!» confería un cierto grado de inmunidad. Cuánto más debemos permanecer fieles a nuestra declaración de santidad: «¡Yo soy de Cristo!» |
La maldad y la injusticia del mundo y su gente son una carga muy pesada para nosotros los hijos de Dios, hacen casi imposible nuestra estadia aqui,( aunque estemos solo temporalmente). Para poder sobrevivir tenemos que enfocar nuestros ojos, pensamientos y acciones en Jesucristo, quien es nuestra ALEGRIA, y nuestra razon de vivir. Permanezca el AMOR de Jesucristo en nosotros.
«Vosotros sois de Cristo.» (1 Corintios 3:23)
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