Preservad en la Oracion















S INTERESANTE notar el importante lugar ocupado por el tema de la oración en las Sagradas Escrituras, ya sea en los ejemplos citados, los preceptos dictados, o las promesas anunciadas.

Apenas abrimos la Biblia leemos: «Entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehová.» Y ya que estamos a punto de cerrar el libro, el «¡Amén!» de una súplica sincera se escucha.

Las referencias a la oración son abundantes. Aquí hallamos a Jacob que lucha, allá a Daniel que ora tres veces por día, y más allá a David que clama a Dios con todo su corazón. En la montaña, vemos a Elías; en la cárcel, a Pablo y a Silas. Tenemos una multitud de instrucciones y un sinfín de promesas.

¿Qué nos enseña esto, sino la sagrada importancia y la necesidad de la oración? Estemos seguros de que cualquier cosa que Dios ha destacado en Su Palabra, desea que ocupe un lugar importante en nuestras vidas. Si ha hablado mucho de la oración, es porque sabe que tenemos necesidad de ella.

Sí, tan grandes son nuestras necesidades que no debemos dejar de orar hasta que estemos en el cielo. ¿No necesitas nada? Entonces temo que no conoces tu pobreza. ¿No tienes alguna razón para invocar la misericordia de Dios? Entonces que la misericordia de Dios te muestre tu miseria.

Un alma sin oración es un alma sin Cristo. La oración es el balbuceo del niño en la fe, el grito del creyente que lucha, el réquiem del santo que agoniza y duerme en Jesús. Es la respiración, la consigna, el consuelo, la fortaleza y el honor del cristiano.

Si eres hijo de Dios, buscarás el rostro de tu Padre, y vivirá en Su amor.

Pide a Dios que te conceda este año ser santo, humilde, celoso y paciente. Ten una comunión más íntima con Cristo y entra más frecuentemente en el banquete de Su amor. Ruega a Él que puedas ser un ejemplo y una bendición para los demás, y que puedas vivir más a la gloria del Maestro.

La divisa de este año debe ser: << preservad en la oracion>>

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